Antes de acostarme el 24 de diciembre del 2008, un poco borracho y cansado, mirando una vela consumirse, pienso en mundos sencillos y posible, y me dio cuenta que ya es hora de dormir.
De los rollos viejos, y del más viejo de todos, porque del otro estaba un paseo de mi tío Darío, salieron algunas fotos buenas de mi otro Tío, Carlos, el niño de la casa.
Carlos Mario Álvarez se llama, le han dicho toda la vida: Setenta. Y el moreno, yo lo conocí cuando estaba pequeño, le decían: Morocho.
No sé hacer arroz de otra de otra forma que con olla especial para el arroz. En Colombia la conocemos como “La Arrocera”.
La que teníamos ya está muy malita. “Vinagradora” que llaman. Era hora de cambiar algunos electrodomésticos que ya han vivido horas extras. Con despacio vamos cambiando el “ajugar”.