Esta semana llegamos cansados de trabajar, y mientras íbamos entrando nos íbamos enterando que no había luz: en el pasillo, en mi pieza, en la cocina.
Los bombillos estaban quemados, la nevera descongelándose, la parrilla donde se cocina tan fría como la noche.
Esa noche nos comimos algo afuera, en la calle. Pero al otro día teníamos que seguir viviendo.
La nevera casi en la mitad del corredor.
La olla arrocera en el piso de la oficina.
1 comentario:
Todavía no entiendo por no diseñan las cocinas con espacio para la nevera. Como si fuera un electrodoméstico opcional. Suerte con la energía.
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